Las primeras conclusiones luego de tan exitoso encuentro ya han llegado. La participación y el consenso en procesos de gestión ambiental del territorio, agregan un plusa la cuestión que permite:
- Promover el desarrollo territorial con flexibilidad de abordajes, desarrolla interacción entre gobierno y población, acota posiciones sectoriales, minimiza discrecionalidad de definiciones político-técnicas, mejora la gobernabilidad.
- Direccionar los mecanismos de competencia, cooperación y conflicto, aprovechando así capital social y energía creativa de los actores sociales, articula iniciativas de actores públicos con las de los privados y ONG`s, potencia la viabilidad y sustentabilidad del desarrollo territorial deseado y posible.
- Anticipar y reducir conflictos, dando mayor factibilidad. La comunidad aprehende un proceso interactivo enriquecedor, para orientar sus disputas espaciales e intereses (divergentes, coincidentes, complementarios), fomentando mecanismos democráticos de debate, tolerancia, decisión colectiva y consenso, tendiéndose al máximo beneficio común.
- Disminuir la falta de previsibilidad de algunas dimensiones ambientales, por la ampliación del marco de conocimiento del medio receptor, al incorporar las visiones y saberes de una mayor diversidad de actores.